martes, 12 de enero de 2010

El cómic

Lectura

Celia tenía siete años y un miedo terrible a las señoras. Su madre, la bruja Fea, tenía mucho cuidado de que nadie le hablara de señoras antes de acostarse, ni viera ninguna película en vídeo donde aparecieran, por temor a las pesadillas. Y permitía que durmiera abrazada a Charli, el pequeño murciélago que vivía con ellas.

Aun así a veces Celia soñaba; soñaba que venía una señora y se la llevaba, o se la comía, o hacía esas cosa horribles que hacen las señoras en los cuentos para las brujitas.

Celia compartía sus miedos con su amigo más amigo, el fantasma Rufián. Se sentaban juntos en clase y juntos jugaban en el patio. Solía reunirse con ellos Lola. Lola era una pequeña demonio que llevaba poco tiempo en la escuela, y andaba un tanto sorprendida por todo lo que iba descubriendo. Había vivido siempre en el Infierno, hasta que sus padres decidieron que era bueno para Lola que aprendiera a relacionarse con otros seres de su misma edad; por ello la habían llevado a la Escuela de Brujas y Fantasmas.

Lola no había visto nunca una señora, ni sabía qué era una película y mucho menos un vídeo; también desconocía los cuentos y las láminas a color. Se pegó a Celia como un chicle cuando supo que la pequeña bruja tenía todo un estante para sus libros y sus cintas de vídeos. La primera vez que Lola fue a casa de Celia abrió un libro de cuentos y vio los dibujos, abrió tanto los ojos que Celia pensó que se le caerían al suelo.

La ilustración mostraba una señora de largos y rubios cabellos, enormes ojos azules y piel fina; cobijaba en su regazo a una pequeña bruja que parecía asustada.





¿Sabrías responder a algunas de estas preguntas?:

¿A quiénes tenía miedo Celia? ¿Dónde estudiaban Celia, Rufía y Lola? ¿Qué asignaturan se enseñan allí?